Para la mayoría de nosotros, el amor romántico se sitúa en la cima de una red de afectos jerarquizada. Como resultado, desplazaríamos amistades duraderas, sólidas y seguras, por cualquier pareja de meses. Además, estaríamos dispuestos a achacarle a una única persona todas nuestras necesidades emocionales, mentales y sexuales y, a veces incluso, las financieras. Aceptamos la jerarquía y el desplazamiento como parte del núcleo mismo del acto …